Abstract

Me gustaría abstraerme de mis sentimientos personales para poder describir en estas pocas líneas la figura del tristemente desaparecido Juan Antonio Samaranch Torrelló. Pero mi amistad y, sobre todo, mi admiración por él me lo impide. Necesitaría más espacio, más tiempo y más palabras para expresar mis sentimientos.

Toda su vida la dedicó al deporte y a su gestión. Ha muerto con 89 años y lo hizo sin concederse un respiro, sin renunciar un instante a vivir el deporte desde todas sus aristas. Seguro que en sus últimos instantes pensó que la vida se le había quedado corta, que le faltó tiempo para seguir trabajando. Su obra es inabarcable.

Fue un hombre de una inteligencia superior, que tuvo la paciencia y el deseo ferviente de llevar de la mano a todo
un universo deportivo. El deporte era su pasión y el trabajo su devoción.